No sé qué pensé cuando, al retirarme de aquél local, después de comprar el almuerzo mi tío que me acompañaba me dijo que viera una etiqueta pegada en el vidrio del mostrador: "Protegido por la mafia. Si me pegas, nosotros te pegamos".
"Ya estamos empezando ahora nosotros con esto, a recibir protección de los delincuentes", decía mi tío. Y yo no sé si ya estamos empezando o si siempre hemos tenido eso: Un lugar que recientemente intentó abrir con un intento de restaurante familiar, fracasó rotundamente; el rumor es que no cubrían la cuota de protección de los mafiosos del lugar.
A uno, simplemente, dándose a conocer en la colonia como una persona "buena onda", recibe protección implícita de la mafia y en ocasiones es necesario conocer aunque sea a uno de los que sabes que son parte del grupo mafioso.
Así funciona, así siempre ha estado, el punto es que eso era algo que los adultos comenzábamos a ver de jóvenes y ahora los jóvenes lo ven de niños y sinceramente pienso que es una pena llegar a tales niveles. Pero bueno, no me mortificaré tanto por ello.
¡Vaya, nuestras colonias!
Parece que la inundación no se ha ido y que sube la marea.

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